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domingo, 29 de agosto de 2010

En el fin de Semana ♫

Reconozco que soy una persona que ama la rumba, que ama el baile y pasar bueno. Curiosamente estaba escuchando un merengue de los 'Hermanos Rosario' llamado 'El fin de Semana'. Seguramente, quien sepa bailar y guste del merengue lo distingue como una de las canciones que marca el ánimo para que llegue el viernes y con éste la ilusión de un buen tiempo rodeado con amigos y personas que pensamos que realmente nos aprecian. Quienes lo disfrutamos, nos quejamos porque sabemos que el tiempo pasa excesivamente rápido y la modorra no ayuda para realizar ningún trabajo. Confieso que este fin de semana lo esperé como pocos en el año. Lo tenía marcado en el calendario como el fin de semana en el que sería el que nunca ha cambiado. Ése de Agosto del 2009. 
No fue sino esperar que terminara la clase de locución, a la cual con tanto tedio asisto porque mis cornetes ya me han regalado un fabuloso dolor de cabeza y de paso un mareo, para correr hacia el fin de semana e intentar 'cuadrar' algún plan con mis amigos. El clima nos ayudó mucho con tremendos chubascos el día viernes. La noche era joven y no había duda que pudiera destruir mis ganas de ahogar las 'penas' del alma y tapar las heridas últimas con el alcohol. ¡Qué alcohólico acabo de sonar! De todas formas quería pasar un tiempo excelente inhibido de toda la falsedad, doble moral, condicionalidad y otros aspectos que me mantienen decepcionado de la sociedad manizaleño. Sólo déjenme. Ésa era mi consigna. Quien quisiera ir qué fuera, no más. No se puede forzar nada. Me dejé llevar por el instinto. De esos momentos de los que uno no se arripiente y antes dice que hizo bien al dejar su alma rodar por la consciencia sin miedo alguno a ser critica, y si algo pasa... así soy yo... ¿qué pasa si así soy? No le gusta. Siga por su camino que el mío no se cruza con el suyo. Al menos los futuros son lineales, o por lo menos eso es lo que yo pienso.
¿Si abrazo una caja de aguardiente y con los ojos cerrados comienzo a vociferar para desahogar mi cuerpo y dejarlo quejarse mientras tristemente dice estar padeciendo el dolor de la herida de la bondad mal aprovechada, encuentra usted algo mal ahí? Si lloro cuando estoy solo en casa porque ya estoy cansado de que la gente sea así. Es que es simple. Quien no aprecia a mi hermano, tampoco me aprecia a mí. Y a mí me duele cuando la gente confunde juego con apego. Esas personas que les encanta jugar con el sentir ajeno, deben consultar al sicólogo, pues pienso que tienen un gran problema de egoísmo creyendo que todo sentir debe ser el mismo o cercanamente parecido al de ellos. Lastimosamente o afortunadamente, mi incosciente está bien vacío. Lo que tengo que decir lo tengo dicho. Por eso, quienes se toman el trabajo de conocerme y hablarme todos los días verán mi capacidad extraordinaria de exteriorizar todos mis problemas. Un desahogo. 
¿Quién no ha hecho una llamada en estado de embriaguez, a x persona para expresarle su cariño, apoyo, estima o agradecimiento? ¿Por qué sólo cuando se está en estado de 'borrachera' se dicen cosas tales? ¿Qué no deja salir lo que debe salir? Cada uno tiene su respuesta. Yo ya tengo las mías. Mi vida es como cuando una biblioteca colapsa sobre alguien. Todos los libros caen al mismo tiempo, sin embargo uno queda de pie y está todo el tiempo igual. Sin embargo, hay personas que tienen la biblioteca en calma ficticia y por ello apelan a que parezca igual siempre, no obstante cuando las masas de la tierra empiezan a moverse, más de un libro los tira al suelo. Y así viven y qué bacano. Al parecer tengo una visión muy romántica del presente, la cual se ha encargado de traicionarme en el presente llenándome de ilusiones en seres que no merecen ni una pesadilla. Pero en fin... Como siempre digo y me excuso, la vida es así y no la he inventado yo. 
Creo que hemos crecido.
El fin de semana continúa, y con éste ese síntoma llamado guayabo. Uy. Es que es bien pesado saber que la cabeza tiende a explotar y el veryvery no para. Yo pienso que uno nunca debe arrepentirse de haber tomado porque al otro día las cosas no son como siempre. Es que es la segunda etapa de la borrachera. La etapa humana, en la cual comenzamos a valorar que la vida es bondadosa en cada amanecer y que no todas las mañanas pueden ser iguales. Y si va a tomar, pensando en el guayabo, mejor tómese una foto y le queda para sus invitados como recuerdo de lo que fue una noche como muchas otras. Yo; personalmente, le encuentro un morbo sensacional al guayabo cuando no es tan salvaje. Lo que dice que la noche dejó secuelas. Bastó. Continúa el fin de semana genial con la reunión que llevaba esperando por muchos meses. Era tiempo de tomar entre mis geniales amigos de colegio y volver a esas conversaciones bizarras e hilarantes que siempre nos caracterizaron en el círculo. Los que tenían que estar, estuvieron. Me recuerda mi bienvenida a Colombia. Es como mi gente toda junta haciendo donde fuere lo que tenía que hacer. Pasar un buen tiempo, reir y beber.
Dejar el tiempo correr y que la curiosidad responda junto el tiempo las preguntas que el temor evita contestar. No le ví nada malo a pasar mis tragos de aguardiente con té, ni tampoco pienso que oler la nube que dejaba Lucho después de verter la bolsa de Suntea en una jarra fuera malo. Quería saber. La puntería nos funcionó, porque los mejores panes, que por excelencia deben estar presentes en nuestras reuniones, los de ajo, llegaron como caídos del cielo a mi boca (literal). Y tampoco pensé que fuese a morir de la resaca si pasaba después del aguardiente con un dulcísimo jugo de Maracuyá. Qué va, es muy bueno y se los recomiendo. Había muchos motivos además de mi drama personal, estaba la grandiosa victoria de los Minnesota Vikings sobre los Seattle Seahawks, con la cual molesté toda la noche. Había que celebrar también que Los 49 de San Francisco derrotaron a los Oakland Raiders... y ahogar esa pena por la derrota ante Nacional de Medellín (-.-). Todo es culpa de Carlos Antonio Vélez. ¿Cómo? No sé. Pero lo es. 
Amanecer y no tener guayabo. Ufff. Qué excelente 'feeling'. Se los juro. Más cuando uno ha comido y ha pasado los tragos con la primera cosa que ve para combinar con agua. Así se componen con tranquilidad esos pensamientos que me desilusionan. Que me dicen que es mejor malo conocido que bueno por conocer. Que hay gente que sólo espera que uno dé la espalda o muestre un poco de debilidad para tirar la piedra. Cuando saben el talón de Aquiles de mi personalidad y voluntaria o involuntariamente lo expresan a todo lado. De ahí, sólo queda ira, furia, rabia y decepción. **FACEPALM**.
El mito de la palabra con la verdad ficticia de la realidad se combinan para hacer un día a día cada vez más raro. Es tan raro que resulta indescifrable muchas veces y por ello recurrimos a esa bebida con sentimiento llamada alcohol para intentar conocer una mundo en el cual hacemos lo que queremos y nos vale poco lo que pase como acto seguido.  
Cuando comencé a escribir esta entrada pensé que sería más divertida, pero no. Lo bueno es que todos la pasamos bien por una buena cantidad de tiempo y no nos sonrrojamos por decirle que sí a lo que viniera. Después de todo lo que he mencionado, de amigos, trago, baile, risas y a veces llanto, ¿qué más pasa en un fin de semana? ¿Descansamos? ¿Será que en los días de semana laboral (L-M-M-J) no estamos con amigos, ni reimos ni lloramos? ¿Entonces por qué el fin de semana? ¿Únicamente porque no hay que madrugar? De todas formas, yo amo el fin de semana... Porque no tengo que ver las personas que me toca ver por obligación durante la semana.
Finalmente; tengo una recomendación fílmica. Charlie Chaplin tiene una película titulada 'Modern Times' (Tiempos Modernos), la cual trata lo que él, como actor debe pasar para perseguir la felicidad y examinar si al final logró obtenerla. Después de tantos obstáculos llega el tiempo y se deja en el camino lo que no sirve y de agradece por lo que se dice. Porque ríe por no llorar en una realidad fea para mucho desde todos puntos de vista deja a cada uno el pensar de que si estamos con los otros de forma incondicional, sincera y les apoyamos por más difíciles e insoportables que sean los tiempos, nuestra vida será siempre buena. Por eso les recomiendo siempre que amen a sus amigos de verdad. Es prácticamente amarse a uno mismo, cuidar de uno mismo y extender el alma a otros con los que somos felices entre  o el fin de semana. 




Feliz Vida y por supuesto, una feliz Semana.

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