Al comienzo de este blog, escribí acerca de lo especial que había sido un miércoles. En ese entonces escribí un título tal como "Un miércoles como hoy". Todo ha cambiado dramáticamente, para bien y para mal. Probablemente los protagonistas ya no somos los mismo, porque estamos absortos de la cruel realidad y nos hemos dado a la pena de aceptarnos como no somos en este nuevo año.
Los jueves para mí han durado más de lo que traslada un día como estos comunmente en otros años. Hoy es diferente. Hoy le estamos dando cabida, mi alter ego y yo al rencor. A aceptar el desahogo cuando debe ocurrir. Los jueves hay Glee en FOX, ocurría antes el Thursday Night Football de la NFL, se mueven muchas acciones en las bolsas del mundo, se comen frijoles de almuerzo y empanas de comida en mi casa, se maldice al amanecer por levantarme temprano al igual que a los trabajadores de la construcción que queda a 50 metros de mi hogar. Los jueves como hoy no vienen inscritos en el calendario con un adjetivo que diga si fueron buenos.
Es la presión de la vida la que nos obliga a darle un significado a nuestros días. A tomar el vicio descarado e inane de generalizar las actividades, pensamientos y desgracias cotidianos en un grupo monetario. De bueno y malo. Unas personas que nos rodean nos inspiran a botar todo a la basura, a no seguir, a vivir en medio de la indiferencia por amargos recuerdos y esclavizantes memorias de un pasado que se desvanece entre sangre y cesos. Pero también hay esos seres que nos comparten una sonrisa diaria. Que mostrando una sincera y amable carcajada nos ayudan a comparecer ante la realidad con un movimiento facil de júbilo. Ellos en últimas, se convierten en una buena razón para vivir. Prefiero una sonrisa y un abrazo de apoyo, que una actividad memorable para dejar en el escritorio y de allí jamás crecer. Yo no cambio una gallina por una canasta vieja de huevos desgastados.
El jueves es el quinto día de la semana, el cuarto de labores en occidente. El preámbulo de un muy cuestionable y curioso fin de semana. Allí es cuando muchos botan su tiempo en actividades con otros seres. Más de uno decide tomar una actitud falsa y apuestan por ser quienes no son y finalmente es el día de empezar a madrear la rutina, la cotidianidad y lo insulso que puede resultar oír el mismo discurso de siempre. Un jueves intenso, muy intenso fue éste. Hoy no hubo pulpo paul, ni hermanos, ni partidos de mundial de fútbol. Hoy sólo hubo soledad compartida. Eso fue todo con el dolor de la incomprensión.
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