El día de hoy, como ustedes se dieron cuenta, unos cobardes se encargaron de hacer detonar un vehículo con aproximadamente 50 kilos del poderoso explosivo ANFO a las afueras del edificio en el cual funciona la torre Sonora Nacional de Caracol Radio. Me imagino que ustedes ya están hasta el cogote de oír la misma noticia todo el día por los medios nacionales e inclusive los internacionales. Puedo decir que me dolió en el alma este atentado y que sentí la zozobra que muchos mayores que leen este blog pudieron palpitar mientras vivían la época de la violencia narcoterrorista. Parece que los terroristas no entienden que hay varios encuentros perdidos en la vida como pelear con un policía, alegar con un profesor y tratar de callar a un periodista. Ideas prácticamente inquebrantables que jamás podrán comprender. En fin, ya todos conocemos la historia triste de hoy contra Caracol y sus emisoras, aunque tengo un pensamiento; los terroristas querían acabar con los 40 Principales total que ellos dejaran de molestar la vida de naturales con bromas estúpidas y salidas de tono. Pero para eso existen otros mecanismos de salida. De todos modos, lo hecho, hecho está y sólo queda, para quienes conformamos los medios, seguir informando con la misma rigurosidad de siempre.
Nadie es un reloj suizo para que nunca le coja la tarde, y más cuando debe tratar de parar un vehículo de transporte público con la presión de que lo esperan a uno con la puerta cerrada si no llega a tiempo. Si es colectivo, va lleno y lo dejan a uno. Si es buseta... es la más lenta de todo el lote. Si necesita taxi, el problema es para que pase uno desocupado. En fin... nunca falta el problema y la película de horror que uno se arma. Por lo general ésta es acerca del fin, de que todo va a terminar del peor modo y que no habrá forma de arreglar la desagracia que se tiene. De ahí todos procedemos a arreglar el pasado como si fuese una droga y a prometer que no volverá a pasar. Pero sólo se queda en promesas.
Ojalá nunca lo deje su avión... Ni le falte dinero para alcanzar a comprar lo que lleva meses esperando y al menos le deseo que esté disponible y aún no se haya agotado. Si ha reservado para cine, que no le toquen vecinos cineastas al lado porque hasta ahí llega su película. Y así pasan muchas cosas. Como me pasó a mí, esperando siempre un suceso de alto poder, como el explosivo para llevárselo a mi publico en todas las redes sociales a las que hago parte y así mostrar que el mundo se mueve a la velocidad del click. No se frustre por eso, más bien frústrese al saber que en Colombia aún creen que acabando con los físico se cambia lo intínseco.
Ha sido todo por esta noche.
Feliz vida y un Viernes tranquilo.
PD: Abajo he subido una pista de audio de la emisora Radioactiva, en la cual se siente claramente el momento de la explosión y la duda y conmoción de los locutores de 'El Gallo'.