Nada suena más ilógico que decir que un año gregoriano dure once meses. Pero esa es mi historia. 2010. Casi que no termina ese año. Fue indescriptiblemente difícil. Confío mucho en ustedes, mis lectores, que confieso espacios y pensamientos propios de mí para poderme desahogar y con ello completar el post 99 en la historia de este blog.
Me da mucha pereza comenzar delineando los meses del año y así, como cualquier persona lo pensaría, dejar al vacío algún mes del año, que por sus acontecimientos debiera desaparecer de la memoria.
Mejor, pienso que hay algunos días que debieron ser anulados del calendario. Y serían los más festivos, porque ellos siempre me alienan en alegría y a veces, no me dejan conocer completamente. Como lo decía Tales de Mileto, que no hay nada tan difícil para un hombre como conocerse a sí mismo. Y es así como uno empieza, viendo su reflejo en la familia, en los amigos, y en algunas personas de la sociedad que le rodea.
El primer día que anularía del año, sería mi cumpleaños aunque me parece bastante injusto con mis amigos, quienes se esforzaron por hacerme pasar un rato bastante agradable en una fiesta sorpresa. Pero es un día que no me da pie para pensar en mí y en el cambio, que sicológicamente puedo afrontar. También mandaría a recoger otro 27 días, como si fuera a erradicar un mes completo. Tal como febrero.
Recojo los días de dolor intenso, en la cual la vida nos dice cuan afortunados somos de poder respirar y abro los ojos para decirme que el suicidio es el arma infame del incapaz y del cobarde. Pero también recojo cada uno de los cumpleaños de mis amigos y hermanos. En ellos, me desvivo porque pasen un buen rato y a veces me siento alienado a querer todo para ellos, de hacerles ver el mundo como quiero y a presionarlos a aceptar algo el día de su natalicio que probablemente no debieron corresponder.
Pero la lista del mes, se llena aún más con los días que desperdicié preocupándome por preocupaciones, intentando solucionar problemas míos que no arrojaron ningún producto, y perdiendo el tiempo con personas que no intentaron dar ni el mínimo de su tiempo para compartir, entender y comprender mis necesidades, como los haría con el resto de esta sociedad falta.
2010, fue un año a medias, inconcluso. Todo comenzó cuando el último día del 2009 me negaba a cambiar de año. El 2009 sin duda alguna fue el mejor año de toda mi existencia, o vida como llamarían otros, conocí las mejores personas en mucho tiempo y aprendí mucho de mí, a sobrellevar los problemas temporales y a confiar más en otros. Aunque, pienso que todo eso se revirtió en el 2010. La preparación fue incompleta, como el año que acabó de pasar.
2010 fue un año de decepciones. Decepciones amistosas y personales. De confianza y de amabilidad. De amor y esperanza. En 2010 aprendí que hay seres humanos utilitaristas que creen que el mundo gira a su alrededor. Que hay culebreros andantes que prometen el oro y el moro, pero lo único que logran es clavar el clavo cuando uno más confío. Que hay “amigos” que se lucran con la nobleza de uno. Que la sociedad es una vil mentira, en la cual todos hemos caído. En que en el 2010 no puedo confiar.
Debo ser justo y aclarar que no todo en el 2010 fue malo. Aprendí. Me conocí. Vi que en medio de la adversidad, de la soledad, y la soledad compartida había un espacio para entender que gracias a quien sea que nos haya creado somos diferentes y tenemos una personalidad qué lucir. Como lo dijo la sicóloga el penúltimo día del año; “Luis, eres una persona brutalmente inteligente, pues logras sobrellevar tu existencia en esta sociedad falsa que tu llamas sin alterar tu personalidad, sin embargo, aún no sabes hacerlo”. Creo que eso cuesta mucho y que cada vez más conozco mi área ciega. Sintonizo esa estación que no logro tener bien y comprender que son pocas las personas que sacrificarían algo por uno y harían cosas en completo desinterés. Que el apoyo de verdad es gratis y no se debe exigir pasantías para continuar una amistad.
Creo que en mis cuentas obsesivo compulsivas logro completar un mes completo, un mes para el olvido, o para el recuerdo, debido a que el resto del año, pudo pasar como cualquier otro y es así como estos están compuestos. Veremos cómo se compone el 2011. Sigo deseando felicidad, la que tanto ansío para algún día, recoger de lo que siembro.
Feliz vida. Feliz año.
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