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miércoles, 20 de julio de 2011

3,2,1… ignición, despegue y fin de una era espacial


A continuación, mi columna de hoy en el periódico La Patria de Manizales. 

Las anteriores se las quedo debiendo. 


Luis F. Molina - Estudiante Comunicación Social y periodismo

El aterrizaje del transbordador Atlantis, en su misión STS (Space Transportation System) -135 marca el fin de la más importante era espacial de la NASA hasta el momento. Estos vehículos espaciales dados a conocer por esta agencia espacial como la invención más compleja hecha por el hombre hace unos años, deja un sabor dulce para los astrónomos, pese a las catástrofes que dos veces se registraron a cuestas de la exploración del universo. 
Estos medios espaciales cambiaron el concepto anteriormente conocido del cohete, pues innovó al despegar como tal y aterrizar como un avión, dejando así, tiempo y lugar para la reasignación de misiones a una flotilla de cinco transbordadores que la NASA construyó durante los 30 años que estuvieron al servicio de esta agencia espacial y del gobierno de los EE.UU.
En realidad esta historia comienza en el calor de la guerra fría cuando Richard Nixon se comprometió ante el Congreso de la época a continuar con la carrera sideral que se mantenía frente a la entonces Unión Soviética. La idea básica, aparte de la exploración era un programa más económico que el Apollo y que pudiera servir al menos 100 veces a los intereses de la NASA, del Departamento de Defensa de ese país, científicos y laboratorios alrededor del mundo.
Todas estas ideas se pusieron a prueba a comienzos de la década de los 70, cuando Nixon dio el aval para la continuidad del programa. Sin embargo, los planes ambiciosos de enviar al menos 50 misiones al espacio por año retrasaron y complicaron más el desarrollo de la flotilla espacial. Los primeros contratos para adelantar tales avances se hicieron con North American Aviation, más tarde a convertirse como Boeing. Demuestra esto el empujón que le dio el gobierno de entonces a la ensambladora de aviones estadounidense.
En septiembre de 1976 se dio el primer paso y el Transbordador Enterprise despegó desde Cabo Cañaveral en Florida. Como dato curioso y muestra de la popularidad que generó la industria cultural estadounidense en los temas espaciales, el Enterprise fue el nombre que remplazó a ‘Constitution', debido a que la serie de televisión ‘Star Trek', al aire gracias a NBC, generó que muchos estadounidenses escribieran para el cambio de nombre y sintieran su serie convertida en realidad de cierto modo.
Como consecuencia al vigésimo aniversario del viaje espacial de Yuri Gargarin despegó el primer transbordador con una misión oficial. Abril 12 de 1981 el OV-102 Columbia dejó la tierra firme. Así después lo hicieron el Challenger, Discovery, Atlantis y Endeavour. El último entró en lugar del desaparecido Challenger.
Fueron dos las tragedias que empañaron el arduo trabajo de los ingenieros y científicos y que cobraron la vida de 14 heroicos astronautas que asumieron el riesgo. El Challeger explotó en minutos después del despegue en 1986 y el Columbia se desintegró al entrar a la atmósfera terrestre el 1 de Febrero 2003.
Desde ese año, este programa tuvo una larga suspensión con el fin de averiguar el porqué de la desintegración del Columbia y si era correcto de parte del gobierno de los EE.UU. y de la NASA seguir enviando flotillas al espacio, para llevar un cronograma e ignorar los crecientes riesgos que con los años se mostraban. Analógicamente, la NASA trabajó hasta hoy con tecnología del siglo pasado, es decir, que en la era del XBOX y el Nintendo Wii, en la NASA funcionaron con ‘Atari' y juegos de mínimos bits.
Este programa fue vital en el desarrollo de las comunicaciones que hasta el día de hoy disfrutamos. Por estos vehículos espaciales pasaron importantes piezas, luego instaladas por astronautas de la Estación Espacial Internacional, del Telescopio Hubble, y llevar nuevas máquinas a orbitar la tierra.
Sin embargo, la independencia de la NASA empezó a decaer en los años recientes con la intromisión del gobierno de George W. Bush y algunos legisladores, quienes hicieron cambios a los presupuestos de la NASA. No obstante, la ambición de los Estados Unidos por liderar la carrera espacial a través de los transbordadores les costó aproximadamente unos 194 mil millones de dólares.
También, este ciclo se cierra por presiones de mal manejo dentro de los ingenieros de la NASA, de inseguridad en los transbordadores y roces entre el Congreso y el director de esta agencia espacial por el aprieto al presupuesto. Ahora, queda esperar a que se dé a conocer una nueva flotilla, que se diseña bajo intenso secreto, de carácter reusable y que permita ahora la exploración interplanetaria. Todo esto, claro está, depende directamente de la economía de los EE.UU, pues el endeudamiento en el que Obama tiene a su país pone en jaque estas intenciones.

(Enlace para ver los primeros vuelos del Enterprise: http://youtu.be/bxf5FBvb4GU)

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