¿Algo que no encuentra? Busque aquí en el blog on en la web

miércoles, 29 de febrero de 2012

Una biografía más…



Un veneno para dos, un bridis sin compasión. 
Son pintorescos como sacados del un circo de la Reina Victoria. Además, cargan un ademán que es imposible soslayar; las ganas de todo con la intención de nada. Su mirada siempre refleja inquietud, como aquel leopardo que examina tétricamente a su carnada para luego intrincar en ella su sucio y despreciado pero muy temido colmillo. Sólo las comparaciones podrían devorar filosóficamente su pensamiento que anda cargado de un discurso de minoría francesa, lleno sobre todo, de una presunta inocencia y una noción de completo desconocimiento de la vaina que lleva su punzante acción. Quién le ha de culpar si su función es parca y bien armada bajo el humo de cigarrillo que exhala su nariz, su boca e inclusive sus ojos, manchados por la cortina de hollín y ceniza que sobre su ser se teje.

Maneja un albur en su discurso, de un sí pero un no simultáneo. De manejar aquel “wit” traído desde la Inglaterra para constantemente sopesar su torpeza en el accionar con una calma resultante y traicionera de la cual nadie debe fiarse. Os acosará como cualquier individuo que debe evitar una pena y cuya solución reside en vuestras manos y mentes. Sin siquiera tener la más mínima vergüenza, lo valdrá como una acción que despeja las intenciones de una guerra tímida y jamás se tomará por contrato ni por valor. Esta vida es así de inclusiva, con tonos parcos y arañados y con dulces y agrios toques que le dan tibio dolor y sangre a la absorción despiadada de sus actos.

En cenizas quedan siempre los concordatos que mutua y falazmente alguna vez se celebraron con la fe que acreditaba saber un nuevo desarrollo completamente desconocido. Jamás habría de recomendar algún tipo de padecimiento que terminaría en una completa y sincera decepción, la más reconfortante de las libertades que despierta al ser de aquel mentiroso y virulento viaje por un mundo idealista totalmente aberrante, pero que firmo sobre papel sellado al compromiso que indica siempre poner los pies en la misma tierra y medir hasta qué punto la mente debe funcionar a favor y en contra de otros. 

Y no habría de ser tan ruin y destruir la habilidad de muchos de jugar con el presente de otros, de manipular, como lo haría yo, su presente para lograr su cometido. Sin embargo, de eso no se trata la historia de ayudar para ser ayudado, de amar para ser amado y otras muchas patrañas que la sociedad idealista nos ha vendido, o por lo menos, a mí sí. Jamás he creído que otras personas deban ayudarme de la forma en la que lo hago y tampoco resido a confiarme en que harán cosas tales por mí a sabiendas que nunca habría de comentar el costo de cualquier acción. Por eso mismo, nadie conoce el pensar de ninguno y no debe suponer que cualquiera vaya a accionar en su favor bajo el necio pretexto de conocer la mente de un sucesivo.

“Digo basta, es mejor, que mendigar en las esquinas por un _____ (rellene el espacio)”, pues eso habríamos de terminar haciendo muchos, que confiamos en que lo mal comienza, algún día ha de terminar o simplemente ha de cambiar. Finalmente, para complementar esta excelente biografía de mi estima a otro ser “humano”, exploro celosamente sobre el significado del sacrificio en otros seres bienhechores, no aptos de cometer una pérdida por intereses ajenos y poco cualificados para engranar un plan con tendencias futuristas (y no trato de ahondar en ficción) pero que recaen en una desgarradora armonía, que en términos nuevos, daría una nueva decepción.

Una salida de casillas quizás sea la justificación correcta a este ajedrez pésimamente jugado por quienes se invistieron de escritores, creyeron ser Fedor Dostoievski y terminaron por parir una carta política de amistades circunstanciales. Es más, la amistad es una representación básica de la democracia. Lo menos feo y aterrador a lo que el humano logró llegar. Mentirse a sí y plantear que el desinterés existe, que las condiciones nunca influirán y que los sentimientos se mantienen en un impúdico “stand by” para dejar fluir una buena relación. ¡Qué discurso más etéreo se ha dejado inculcar la humanidad y sus humanidades! Supondría yo, que esos híbridos amorosos conocidos por el vulgo como amistad, habrán de subsistir por la constancia y la impaciencia que por la complacencia y la pasividad. Quizás, no serán leopardos dolidos y pintorescos que bajo una cortina de humo hubieron sofocado su propia miseria; partiendo del punto mismo que la miseria se comparte con más ganas que la felicidad, por el hecho de que la arrogancia humana quiere invitar a su sufrimiento, sino por el mismo valor a enfrentarse tales con su conciencia y sus competencias. Ahora quedo hirsuto de saber que hice lo mismo con personas dejándoles saber que podrían contar conmigo cuando no estaba dispuesto a explorar en su miseria, en su soberbia y en su palidez. ¡Bipolares todos!



Bookmark and Share