Primero que todo perdonarán un título en mayúscula sostenida, pero es tiempo de recoger lo que ha cosechado esta temporada que por fin llega a su fin. Vaya mitad de año. Vaya verano más raro e intenso. Pasó de todo durante este tiempo. Si hay una entrada que me haya halado las orejas para comenzar es esta. Ni siquiera sé por qué titulé este post como 'decisiones' en lugar en 'lección aprendida' o 'Gran final de temporada'.
En principio, soy muy perezoso y un poco egocéntrico, (¿por qué creen que los pongo a leer partes de mi vida casi a diario?) Jamás pensé que la vieja esa cuyo nombre no puedo mencionar y así no entienda tuviera tanta razón. Lo peor es que me di cuenta más de un año y medio desde que junto a las frías y pálidas nueves lo supe. Creo que están un poco perdidos. Lo cierto del caso que trato aquí es que las cosas resultan tan inteligibles al principio para que luego llevemos la mano a nuestra frente y digamos... ¿yo cómo...?
Así es. El ser persona no significa que únicamente le pase a cada uno de nosotros la desgracia. Todos la tendremos en alguna parte. . Si su vida le está de una forma sorriendo, hágalo usted también porque no sabe en qué momento ese gesto cambiará.
Así es. El ser persona no significa que únicamente le pase a cada uno de nosotros la desgracia. Todos la tendremos en alguna parte. . Si su vida le está de una forma sorriendo, hágalo usted también porque no sabe en qué momento ese gesto cambiará.
En la vida llegan esos momentos sorpresivos en los cuales hay que tomar decisiones y ser lo suficientemente sabios como para evadir la mayor cantidad posible de inconvenientes. Por ejemplo, muchas decisiones las premeditamos con esas películas de horror llamadas preocupaciones; las cuales casi nunca se cumplen. Por ejemplo, todos los días llego tarde a clase y mientras llego al salón pienso la excusa que presentaré. Y es que soy tan cínico de ponerme de mal genio y todo... en fin. Lo que pasa aquí es que cuando giro y miro el salón, la clase no ha empezado o me encuentro al profesor en algún corredor. Lo mismo pasa en muchas situaciones cotidianas. Yo decidí no volver a forzar el tiempo. Es otra batalla perdida. Las decisiones deben pensarse con cabeza fría y más aún, deben ejecutarse con frialdad y seguridad.
Hoy aprendí que he tomado decisiones manchadas de cavilaciones y yerros porque he querido forzar las cosas. Algo que no resulta nada bueno. Pero el camino se ha enderezado. Ya lo verán. Si usted era amante de mi drama, ya el capítulo ha finalizado. Sin embargo puede que encuentre entradas así a lo largo del camino. Pero es hora de cambiar y de innovar. Esa es mi decisión por esta noche.
Feliz Vida
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