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jueves, 15 de julio de 2010

El Jueves de mi Desahogo


Buena Noche:
Cierto día de 2008 caminaba yo a las 11:25 aproximandamente al frente de la Universidad Católica de Manizales rumbo a mi hogar, pues tenía mi 'break' para ir a almorzar y descansar un poco. Como siempre lo es, mi paso era apurado y desesperado pues tenía muchas ganas de llegar a mi hogar a revisar las últimas noticias. Una adicción que es como mi droga cada día. Un temor de estar desactualizado que martiriza mi día a día. En fin, en mi caminata me preguntaba yo el porqué del bajo tráfico y la respuesta era que algunos estudiantes universitarios estaban haciendo una marcha por la Avenida Santander para protestar contra la privatización de la Universidad Pública, un temor infundado a estos que viene pasando hace varios años y nunca se ha hecho.
Ellos en su camino por la primer vía manizaleña aregaban "Represión, Represión y Bolillo por Montón". Me cuestioné: "¿pero qué le hace la policía a estos tipos para que griten tanto y no hagan las consignas que tienen que arengar". De todas formas noté el sitio muy 'vigilado' por policías y claro, allá atrás iban los 'efectivos' del ESMAD, vigilando que no ocurriese ningún desorden público ni que algún revoltoso perdido empezara a emprenderla contra cualquier domicilio.
Lo cierto es que una palabra me quedó sonando, 'represión'. Amiga íntima del verbo 'reprimir' y en el diccionario significando: 1Contener, refrenar, templar o moderar. 2Contener, detener o castigar, por lo general desde el poder y con el uso de la violencia, actuaciones políticas o sociales.
Esta vez no me concentraré sino en la primera acepción que cordialmente me da el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Como me conocen bien en mi familia y mis amigos de verdad, soy una persona muy sensible que expresa todo lo que siente, pues sabe que guardarse las cosas para sí es el peor error que se puede cometer. Que se parece en demasía a una bomba de tiempo o una olla de rápida cocción con la llama en alto y con huevos dentro. Parece que mi mente tiene un termómetro, pero esta vez no cuento con mercurio para medir la temperatura, sino con una escala desconocida. Titulémosle 'Molis'. La escala se mide de 1 a 50. Se demora mucho en llegar a diez, un poco a 20, después, su crecimiento es exponencial. La escala de medición de paciencia más certera que pude haber creado. Pues lo más cierto que puedo decir es que mantiene en 21... y con otras cosas en 49. Pero así soy, después del límite viene el desahogo y la solución. Es mejor desahogarse y no crear un drama, que implotar y acabar con todo y hasta con inocentes que en el caso ni palabra tenían. Igual, siempre he dicho que los problemas de X no tienen por qué afectar a Y y Z. Sin embargo pienso firmemente que Y y Z deben mostrarse siempre como agentes de ayuda en el problema, porque si todos cooperan, el apoyo ayudará a mejorar todo y a reducir la cantidad de 'molis' en acción.
Los problemas sólo son problemas, cosas sin sentido que le ponen un sabror agrio a la vida, no obstante son necesarios como condimento para saber en qué punto debe saborearse la vida. Para saber con quién se puede contar en estos casos y pueda demostrar la importancia que le merece la integridad de los otros. Allí se demuestra si quienes nos rodean son individualistas egoístas o gente en quienes se pueden depositar gotas de confianza para aquellos momentos en los cuales se renguea, porque sí es ley, todos tenemos nuestros días. Eso sí, me he desahogado hoy tanto con quienes en realidad mostraron sentir importancia y afecto que ya lo superé. A todos ellos muchísimas gracias y a mi mamá un agradecimiento sincero por haber escuchado todos mis problemas con la mayor paciencia y aconsejarme con aquellos que no son nada más que malas pagas.

Ahora más que siempre; Feliz Vida.

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